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APRENDIENDO FELICES

Estás en el supermercado con tu hijo pequeño, ¡cuántas oportunidades tienes allí para involucrarlo con el hermoso mundo de las palabras!

Por naturaleza, lo primero que hacen los #humanospequeños que cuenten con grupo familiar que lea, tengas libros en el hogar, es diferenciar lo que sirve para leer de lo que no.

Te regalo en esta entrega como experimentarlo. Súbelo al carrito y comiénzale a mostrar cada uno de los productos que compres, pregúntale en tu tono feliz y de juego, ¿Dónde crees que se puede leer? Si te responde en el dibujo, no le digas que está mal, solo créale dudas, pregunta por ejemplo, mostrándole donde está la palabra y aquí sirve o no? Lo más probable es que tu hijo si tiene entre 4 o 5 años (la edad solo es referencial) te señale de inmediato lo que sirve para leer, si esto sucede, pregúntale ¿Por qué crees que sirve para leer? Es posible que te responda porque tiene letras. Una vez que identifique esto, pregúntale ¿qué crees que dice? Te sorprenderán sus respuestas. Cualquiera que sea nunca debes decir que está mal, pero tampoco que está bien, SOLO CREALE DUDAS, siempre preguntándole, recuerda que el aprendizaje de la lectura es un proceso, que se llega con placer si incentivamos a los #humanospequeños con nuestro ejemplo y aprovechando toda cosa escrita que encontremos. Otra idea si vamos de peatones son los avisos y publicidad en la calle. Repetimos lo señalado y muy importante es que resulte natural y con amorosidad.

Serán momentos de complicidad amorosa entre el grupo familiar y el humano pequeño que tiene su propias ideas de lo que dicen las cosas.



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